Tossa de Mar es famoso por su idílica estampa de una playa con un precioso castillo medieval, con su torre y su muralla almenada. No hay nada como disfrutar de unos tranquilos días de playa paseando por sus románticas callejuelas y disfrutando de la gastronomía mediterránea de la Costa Brava.
Cosas que hacer en Tossa de Mar
Sobre un pequeño promontorio se yergue orgulloso el castillo de Tossa, con su torre y la Vila Vella, que trepa hacia él con sus calles estrechas, sus rincones de foto y sus arcos de piedra. Subir hasta el castillo para contemplar el mar y la costa y luego descender por la Vila Vella es un paseo imprescindible si viajas a la Costa Brava.
No hay que olvidarse del principal imán de Tossa, sus playas. Playa Grande es la playa del casco urbano, desde la que se contempla el castillo y el recinto amurallado y la que suele estar más concurrida, pero también hay calas en los alrededores que merecen una visita: cala Pola, cala Futadera y cala Giverola son ejemplos de calas preciosas en las que el azul del mar contrasta con las luminosas rocas calizas de la costa.
La zona baja del pueblo también merece un paseo y una parada para tomar algo (ese algo puede ser una fideuá de infarto). Puedes explorar el barrio pesquero de sa Roqueta, luego llegar hasta las principales calles comerciales del centro, curiosear en las tiendas y acabar contemplando los mosaicos de la villa romana dels Ametllers.
Cómo moverse por Tossa de Mar
Tossa de Mar es una localidad pequeña que puedes recorrer fácilmente a pie. Si quieres llegar hasta playas fuera del núcleo urbano o te apetece explorar más la Costa Brava y la provincia de Girona, lo mejor es alquilar un coche, aunque puedes recurrir a autobuses y trenes regionales.